«El empleo de cualquier vocablo —nos dice Borges— presupone una experiencia compartida, de la que el vocablo es el símbolo. Si nos hablan del sabor del café, es porque ya lo hemos probado, si nos hablan del color amarillo, es porque ya hemos visto limones, oro, trigo y puestas de sol».
Aunque Hilatura ya estaba en nosotras antes de ser, había que nombrarla. Así que hicimos una lista de todo aquello a lo que queríamos parecernos para conjurarla: lugar de encuentro, posibilidad, lo artesanal, el impulso, continuidad.